Conducción autónoma

La conversión a la movilidad eléctrica es todo un reto para los países desarrollados y lo mismo puede decirse de la conducción autónoma. A este respecto, ¿nos encontramos ante un doble desafío que puede superarse o se trata de una quimera prácticamente imposible de desarrollar?

Desde AUSSA no responderemos directamente a esa pregunta, pero, a cambio, vamos a exponer los pasos que se están dando en este sentido, tanto por los organismos públicos como por la propia industria automovilística, con el fin de que el lector saque sus propias conclusiones.

Qué es un coche autónomo

Un coche 100 % autónomo es un vehículo que cuenta con los sistemas informáticos y mecánicos necesarios para hacer innecesaria cualquier intervención humana durante la conducción.

Por lo tanto, los coches 100 % autónomos son capaces de analizar el entorno y, basándose en ese análisis, tomar las decisiones y accionar los mecanismos para que el vehículo circule sin crear ninguna situación de riesgo y superando cualquier circunstancia de tráfico no prevista.

Lo único que ha de hacer el conductor (por llamarlo de alguna manera) es elegir el destino al que desea llegar, sin realizar ninguna acción de control sobre el vehículo, por lo que no existe la posibilidad de un error humano. En este sentido, no está de más recordar que las estadísticas apuntan a que el error humano está presente en torno al 90 % de los accidentes de tráfico.

Diferentes niveles existentes de conducción autónoma establecidos por la Unión Europea

A día de hoy, solo unos pocos modelos son 100 % autónomos y todos ellos se encuentran aún en fase experimental. A este respecto, la UE establece cinco distintos niveles de catalogación de los vehículos autónomos, según los sistemas de ayuda a la conducción que incorporan:

  • Nivel 0. El vehículo no cuenta con ningún sistema capaz de corregir la trayectoria del vehículo sin la intervención directa del conductor.
  • Nivel 1. El coche puede modificar la trayectoria automáticamente de forma longitudinal y de forma lateral, pero no puede hacer ambas cosas a la vez.
  • Nivel 2. El vehículo puede modificar automática y simultáneamente la trayectoria longitudinal y lateral.
  • Nivel 3. El coche se controla prácticamente por sí solo, pero es preciso un asistente humano que puede verse obligado a intervenir en algunas situaciones concretas.
  • Nivel 4. Se trata de un coche 100 % autónomo, en el que el ser humano únicamente selecciona el destino.

Inversión del sector de la automoción para conseguir coches autónomos. ¿Se podrá lograr en los plazos establecidos?

Todas las compañías punteras del sector automovilístico disponen de programas de investigación y desarrollo de vehículos autónomos, o han invertido en empresas especializadas en sistemas de conducción autónoma.

Respecto a los plazos, todo depende del desarrollo de la legislación pertinente por parte de las Administraciones y organismos públicos. A modo de ejemplo, la normativa actual de la DGT únicamente contempla la circulación vehículos autónomos de los niveles 1 y 2, pese a que algunos fabricantes ya comercializan en otros países vehículos de nivel 3.

¿Existe relación entre la conducción autónoma y el Plan Europeo de Coches Eléctricos?

El Plan Europeo de Coches Eléctricos es una iniciativa de la Comisión Europea que tiene como objetivo impulsar la transición hacia una movilidad limpia y sostenible, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero y la dependencia del petróleo.

El plan incluye medidas para fomentar la demanda y la oferta de vehículos eléctricos, mejorar la infraestructura de recarga, apoyar la investigacióncrear un marco regulatorio adecuado, en el que se incluyen los coches autónomos.

En concreto, en las directrices del plan se estima que los vehículos autónomos son una apuesta ganadora a la hora de conseguir una movilidad urbana e interurbana automatizada, inteligente y cooperativa.

Impacto climático de la conducción autónoma: ¿supondrá más o menos emisiones al medioambiente por parte de los coches?

El argumento en el que se apoyan quienes defienden las ventajas de la nueva movilidad, es que las emisiones al medioambiente de un vehículo autónomo eléctrico mientras circulan son nulas. Además, la eficiencia energética de los vehículos autónomos es superior a la de los coches eléctricos convencionales.

No obstante, existen voces críticas en sentido contrario, basadas en los siguientes razonamientos:

  • La fabricación masiva de cientos de millones de baterías supondrá un impacto ambiental negativo de efectos incalculables.
  • Con los medios actuales, la producción de la energía eléctrica necesaria para alimentar al parque automovilístico mundial aumentará las emisiones de manera exponencial, a menos que antes se encuentren fórmulas limpias para producir esa ingente cantidad de electricidad.

¿Y quién tiene la razón absoluta en este debate acerca de la movilidad sostenible? Pues a día de hoy ninguna de las partes. Solo el tiempo dirá si la humanidad es capaz de superar el reto que supone la conversión total a la movilidad eléctrica o autónoma.

En definitiva, la generalización de conducción autónoma será una realidad, antes o después, pero con una condición: el desarrollo de una red sostenible de producción y distribución eléctrica capaz de satisfacer las necesidades energéticas de todo el parque automovilístico.